Cláusulas abusivas, aumentos desproporcionados del precio del alquiler o visitas invasivas son algunas de las razones por las cuales los inquilinos eligen mudarse de una vivienda. Si quieres ser un buen propietario y que tu inquilino cuide la vivienda mientras la habite es importante mantener la armonía. Del equilibrio en la relación depende el éxito de esta transacción que, como sabemos, tiene aristas muy particulares.
Porque más allá de los contratos y las cláusulas, parte del acuerdo depende de la buena voluntad de ambas partes: el propietario debe ser amable, comprensivo y responsable ante cualquier problema que surgiese mientras que el inquilino tiene que ser puntual con los pagos, cuidar de la vivienda y consultar ante cualquier inconveniente o mejora.
El punto de partida, sin embargo, es el propietario, pues es quien más pierde en caso de un conflicto teniendo en cuenta que su patrimonio está en juego. ¿Cómo sacar el mejor provecho de esta relación? La respuesta está en ser un buen propietario, justo, equilibrado, receptivo pero también cuidadoso.
Para ser un buen propietario al alquilar una vivienda es importante conocer e investigar a la persona a la que se le va a alquilar la casa para así tener mayores garantías de que todo funcionará bien. A la hora de alquilar una vivienda es preferible negociar y bajar un poco la mensualidad a perder un inquilino fiable, sobre todo en los casos de renegociación. Al momento de actualizar los precios del alquiler, es importante aumentar lo que corresponde y no aprovecharse de los vaivenes eventuales del mercado inmobiliario.
Es importante especificar los gastos que incluirá la renta, lo mejor siempre es incluir los servicios en la mensualidad para así asegurarse que todo estará pagado en el plazo estipulado. En cuanto al propietario, le corresponde el pago del IBI y los gastos de la comunidad.
El depósito de garantía del alquiler es otro punto importante: solicítalo al comenzar el alquiler y devuélvelo en caso de que no haya habido incidentes sin buscar razones inventadas para no hacerlo. Algo similar debe ocurrir ante desperfectos, si son causados por el desgaste de la vivienda el propietario debe asumir los gastos.
Si bien la vivienda no es propia, para el inquilino es su hogar, así es que lo mejor es evitar visitas invasivas sino sólo aquéllas que sean necesarias y previamente pactadas con el inquilino.
Recuerda estos consejos para ser un buen propietario y descubrirás que las buenas intenciones siempre logran mejores resultados.
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