Si has decidido vender un inmueble, seguro que te has planteado hacer algunas reformas para aumentar el valor de tu casa en el mercado. En líneas generales, acometer mejoras es siempre buena idea, ya que harán que la vivienda sea más atractiva a ojos de los posibles compradores.

Sin embargo, es importante no precipitarse. Renovar la cocina o el baño o cambiar unos suelos desgastados sí pueden revalorizar el precio de la casa por encima de lo invertido. Pero no siempre es así, hay reformas de las que a veces no se obtiene la rentabilidad deseada o que, al contrario de lo que se piensa, pueden retrasar la venta.

¿Qué reformas no siempre van a aumentar el valor de tu casa?

1. Piscina

Hacer una piscina supone una inversión elevada, y puede ser un atractivo añadido para los compradores. Pero también incrementará el precio de la vivienda a un nivel que no todos estarán dispuestos a pagar. A ello, hay que añadir que se trata de una instalación que tiene un coste de mantenimiento durante toda su vida útil.

Por lo tanto, no siempre merecerá la pena su construcción si lo que pretendes es aumentar el valor de tu casa para venderla con rapidez. Si el clima de la zona no es cálido o la piscina va a ocupar gran parte del patio, esta perderá gran parte de su atractivo.

2. Reformas parciales

Renovar la cocina puede aumentar el valor de tu casa, pero no siempre. Si el resto de la vivienda no se ha reformado, el efecto quedará en nada. Quienes visiten el inmueble seguramente se fijen más en lo que queda por reformar que en esa parte que sí se ha mejorado.

Cuando la vivienda presenta un aspecto poco atractivo, suele ser más rentable invertir en pequeñas reformas que mejoren su imagen en general, pero que no supongan un gasto elevado: pintar los azulejos de la cocina o el baño, poner suelos de vinilo, lacar las puertas o arreglar ventanas si están deterioradas y tienen mal aspecto, por ejemplo.

3. Mejoras invisibles

Las instalaciones son parte esencial de una vivienda, pero no están a la vista. Esto hace que los posibles compradores no siempre le den la importancia que tienen y que no estén dispuestos a pagar más por ello.

Además, es posible que deseen cambiar algún elemento (puntos de luz, grifo o lavavajillas en la cocina, etc.), de modo que tendrían que reformarlas de cualquier forma, lo que supondría un gasto doble para ellos (pagar por la reforma previa y pagar por la reforma que prefieren).

4. Lujo excesivo

Ofrecer una vivienda con sala de cine o sauna, con una cocina con electrodomésticos de alta gama o un sistema de domótica puede atraer a un sector de personas que buscan casa de estas características. Sin embargo, también deja fuera a otros muchos que no estarán dispuestos a pagar más por espacios o instalaciones a las que no van a sacar partido.

Es cierto que son mejoras que sí pueden aumentar el valor de tu casa, pero si limitas el tipo de compradores al que te diriges, tardarás más en venderla y, con ello, es posible que acabes perdiendo dinero.

5. Cambiar la distribución

Es una obra de reforma que puede llegar a ser muy costosa, pero que no asegura el retorno de la inversión. Unificar espacios o transformar una de las habitaciones en un vestidor conectado con el dormitorio principal no necesariamente va a revalorizar la vivienda.

Muchos compradores buscan en una determinada zona sabiendo cómo son los inmuebles y el número de habitaciones que tienen. Si la vivienda no cumple con sus expectativas, directamente buscarán otra que sí cuente con las habitaciones que necesitan en ese mismo barrio.

6. Ampliaciones

Supone también una inversión elevada cuyo retorno tampoco es siempre el esperado. En ocasiones, obras como cerrar un porche o una terraza para hacer una habitación extra o trasformar el garaje en una sala de estar no van a aumentar el valor de tu casa tanto como pensabas.

Muchos compradores, especialmente en las circunstancias actuales, seguramente prefieran el espacio abierto de la terraza o no tener que perder tiempo buscando sitio para aparcar en la calle.

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Uno de los aspectos más complicados a la hora de sacar un inmueble al mercado es definir un precio que sea justo para quien vende y atractivo para quien compra.

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