Las empresas de genealogía sucesoria se dedican a rastrear herederos que no saben que tienen derechos sobre legados inmobiliarios, personas que han heredado un inmueble pero no lo saben.
La historia parece de película pero no lo es: un día llega una persona de traje y corbata para informar que hay una vivienda que un tío soltero y desconocido nos ha dejado, una herencia repentina sobre la que nunca habíamos escuchado. Y esto no es ficción, sino un engranaje muy bien diseñado por algunas empresas dedicadas a la genealogía sucesoria.
Cómo encontrar a un heredero de una propiedad.
En el sector inmobiliario existen empresas dedicadas a rastrear herederos que desconocen que tienen derechos sobre legados inmobiliarios, es decir una herencia en ladrillos, ya sea porque no hubo testamentos o por falta de información entre familiares. Muchas veces se trata de viviendas abandonadas o inmuebles sin dueños dentro de comunidades de propietarios, cuyo administrador o abogado solicita ayuda debido a la acumulación de deudas en la vivienda.
En estos casos, la empresa se hace cargo de abonar la deuda sin coste para los vecinos y evitando la vía judicial, que se retrasa varios años. Luego comienza la etapa de rastreo, un trabajo arduo que requiere dedicación exclusiva, gastos (cada expediente recibe 20.000 euros por un año) y hasta viajes. Se busca información en registros de la propiedad, registros civiles, cementerios, hemerotecas, archivos religiosos y civiles, y otras fuentes históricas.
El proceso tiene un plazo estimado de entre 4 semanas y un año, dependiendo de cuánto tiempo lleve encontrar al heredero, y la compañía se hace cargo de los costes independientemente de la situación del heredero. Una vez localizado, se establece el contacto y el paso siguiente es la venta de la propiedad heredada, cuya gestión también corre a cargo de la empresa.
¿Cuál es la ganancia para estas compañías tras las pistas de las viviendas heredadas? Ellas no están interesadas en cualquier tipo de vivienda sino sólo en aquéllas propiedades rentables, es decir los inmuebles que una vez vendidos pueden garantizarles un buen porcentaje de la venta. Por eso, el valor de las mismas por lo general nunca es inferior a los 120.000 euros. Una vez vendido el inmueble, el heredero le paga a la compañía una comisión de hasta el 30% – 35% sobre el neto de la herencia.
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