El anuncio de la vivienda deja claro que el dueño no quiere curiosos y abre un debate en las redes sociales, con posiciones confrontadas.
Imagina el siguiente escenario: mientras paseas por la calle, te encuentras de frente con un letrero que anuncia la venta de una vivienda. Sin embargo, este anuncio lleva consigo una declaración impactante: «Para visitas, 30 euros. No apto para simples curiosos.» ¿Te llamaría la atención esta propiedad?
Esto no es fruto de la imaginación, sino una situación real que ha estado circulando ampliamente en las redes sociales y que ha generado un debate, especialmente en X. Algunos la consideran una práctica abusiva, mientras que otros la ven como una estrategia de negocios efectiva. Más allá de las opiniones personales, la pregunta clave es: ¿es esto legal?.
Una práctica nada común
Los expertos coinciden en el mismo punto. La iniciativa de este propietario es algo poco común. Una primera aproximación lleva a algunos expertos a decir lo siguiente: “Cobrar por visitar la vivienda puede llegar a ser contraproducente, ya que si un comprador está dudando entre cuatro o cinco inmuebles, a lo mejor descarta este piso”.
En Trovimap hemos preguntado esta situación a profesionales que publican en el portal, planteando por qué esta persona adopta esta actitud en la venta del piso y no ha encomendado esa tarea a un profesional. La respuesta ha sido que la labor de los profesionales pasa por hacer una valoración profunda sobre cada una de las viviendas y posibles compradores. «Una labor previa de selección para que pueda llegar realmente un potencial cliente«, han aclarado. Así es como evitan lo que se conoce coloquialmente como turismo inmobiliario.
Los costes asociados
La venta de una vivienda siempre lleva unos costes asociados. Así lo explica algunos de los agentes consultados. «Casi siempre hay un porcentaje de visitas de gente que solo está mirando, y no tiene interés en la compra”. “Pero podemos incorporarlos a nuestra base de datos y eso tiene un valor a futuro», afirma un agente que no es partidario de cobrar.
Sin embargo, hay propietarios que justifican el cobro alegando el desplazamiento que tienen que hacer. Una excusa que no convence a los agentes inmobiliarios. «El comprador que va a ver el piso también tiene un coste de tiempo y de dinero«, recuerdan. «Es difícil, desde el punto de vista de un particular, justificar eso y que el resultado sea positivo», subraya uno de los agentes consultados.
Puede ser un ‘business’ paralelo
«Lo pongo a la venta [el piso], cobro por visita y al final digo que me he arrepentido y no lo vendo». Esta es la cuestión que una cuenta de X pone sobre la mesa. Lo cierto es que es algo difícil de esclarecer pero podría estar pasando. «Como agente inmobiliario, lo que tienes que hacer es vender pisos. Pero, un particular que solo tiene una vivienda… la gente puede desconfiar de ti«, plantea un experto.
A juicio de los expertos la imagen que transmite es de poca transparencia. «Puede justificarlo diciendo que es para evitar curiosos pero podría cobrar un euro», añade uno. La opinión mayoritaria de los agentes es que a nadie le guste pagar por una visita. Insiste en la necesidad de recurrir a los profesionales inmobiliarios, tanto desde el punto de vista del comprador como del vendedor.
Pero, ¿Es legal?
Tras todo lo expuesto, solo queda una cuestión: ¿Es legal cobrar por enseñar tu vivienda?. Los juristas consultados reconocen que con la aprobación de la Ley por el Derecho a la Vivienda en la que se establece que en los alquileres los honorarios de la inmobiliaria los debe pagar el propietario, se ha disparado la problemática con las visitas de los inmuebles.
«Las gestiones de las inmobiliarias con posibles inquilinos ahora las debe pagar el propietario aunque finalmente no alquilen el inmueble», nos aclaran. Partiendo de esta base, lo cierto es que no es ilegal. «Nada impide que alguien pueda cobrar por enseñar un inmueble», sentencian. Es un contrato atípico pero legal que debe declararse como ingresos. Nada le impide a este usuario cobrar 30 euros por enseñar el piso. Tampoco se puede negar que la gran mayoría de personas huirán de ese lugar. «Curiosos no», indica el cartel pero clientes quizás tampoco.