Con el desmedido incremento de los costes energéticos y una preocupación cada vez mayor por la sostenibilidad, los compradores de vivienda cada vez se fijan más en aspectos como la eficiencia energética. No es una cuestión menor, los suministros del hogar representan una partida importante del presupuesto familiar. Por ello, analizamos cuánto se puede ahorrar con una casa sostenible y si es posible amortizar a medio plazo cualquier gasto extra que implique su construcción o adaptación.

¿Qué es una casa sostenible?

Aunque no exista una definición única de lo que se puede considerar como vivienda sostenible, en general, se podría decir que es aquella en la que se busca reducir la factura energética al máximo sin perder por ello en confort.

Los medios para conseguirlo son muy variados, desde la mejora del aislamiento a sistemas de ventilación mecánica, el uso de energía geotérmica o paneles fotovoltaicos para generar electricidad. En viviendas de nueva construcción, además, se apuesta por otros criterios como la orientación o el uso de materiales naturales y reciclables.

Evidentemente, las posibilidades de conseguir los máximos niveles de eficiencia son mayores en viviendas de nueva construcción que en aquellas otras más antiguas. Y también se pueden alcanzar en edificios residenciales, no solo en unifamiliares. En definitiva, ahorrar con una casa sostenible es factible en cualquier tipología de vivienda.

Ahorrar con una casa sostenible en cifras

El nivel de ahorro dependerá siempre de las medidas adoptadas, así como de las características de la vivienda. Para hacerse una pequeña idea, un ejemplo: se calcula que en casas antiguas, en las que aún no se aplicaban medidas de aislamiento y eficiencia a las que hoy obliga la normativa, los puentes térmicos suponen una pérdida de calor de entre un 20% y un 30%.

Simplemente mejorando el aislamiento en tejados, suelos y paredes, así como sustituyendo las antiguas ventanas por otras más eficientes, ya se estaría alcanzado un ahorro más que notable en calefacción. La cifra puede variar de unos casos a otros, pero de media se sitúa en unos 1.000 € al año para una vivienda de unos 90 m2.

Otra forma de ahorrar con una casa sostenible consiste en la instalación de paneles fotovoltaicos. El ahorro dependerá del número de paneles y de las necesidades energéticas de la vivienda. En este caso, de media, el cálculo es de un ahorro de alrededor del 60% gracias al autoconsumo, algo más de 300 € al año para una vivienda estándar. En líneas generales, esto supondría que la instalación podría amortizarse en menos de 10 años.

No solo la energía solar fotovoltaica, con energía térmica para generar agua caliente se pueden alcanzar ahorros en el consumo de hasta un 30%. Mientras tanto, sistemas como aerotermia o geotermia para climatización permiten ahorros de entre el 25% y 50% en el primer caso y hasta el 80% en el segundo.

Todas estas medidas de ahorro energético se pueden implementar en cualquier tipo de vivienda, también en edificios. En este sentido, las energías limpias son una buena opción para hacer frente al consumo energético de zonas comunes como escaleras, garajes o piscinas.

Y un aspecto más que conviene tener en cuenta es que, periódicamente, las administraciones públicas ponen en marcha programas de ayudas para fomentar ese camino hacia la sostenibilidad. Son ayudas destinadas a mejorar el aislamiento, cambiar calderas o ventanas o instalar paneles solares, entre otras.

Casas pasivas: máximo ahorro

La diferencia de este tipo de vivienda es que ya se concibe, se diseña y se construye con criterios de sostenibilidad, buscando el autoconsumo o, al menos alcanzado ahorros energéticos que superan el 80%.

Para ello, aplican toda una serie de principios constructivos: aislamiento óptimo, ausencia de puentes térmicos, ventilación mecánica con recuperación de calor, máximo aprovechamiento de la luz natural buscando la mejor orientación o uso de energías renovables, etc.

Este es un sistema constructivo relativamente novedoso que poco a poco se va imponiendo. De hecho, se aplica no solo en viviendas, también en otro tipo de construcciones como centros educativos o sanitarios.

No siempre se puede construir una casa ecológica, pero sí se puede apostar por la sostenibilidad y la eficiencia energética en viviendas ya construidas. Por un lado, el vendedor puede revalorizar su propiedad y acelerar la venta. Por otro, el comprador puede obtener mejores condiciones de financiación si opta por un inmueble con calificación energética A o B.

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