2022 ha sido un año singular para el mercado inmobiliario. Se han conjugado tres circunstancias complejas: una difícil coyuntura económica marcada por el aumento de la inflación, un incremento de los tipos de interés para contenerla y un euríbor en unos niveles desconocidos desde hace años. Y, a pesar de ello, el mercado ha resistido. Ahora la gran duda que se plantea es cómo será la venta de pisos en 2023.
El punto de partida: un escenario de incertidumbre
En líneas generales, el punto de partida no es negativo, al contrario, 2022 ha sido un buen año para el mercado inmobiliario. Es cierto que en el segundo semestre las ventas se han estancado, pero no hay que olvidar que en los primeros seis meses del año se registró récord de operaciones. De hecho, habría que remontarse a antes del estallido de la burbuja inmobiliaria de 2008 para encontrar cifras parecidas.
Para hacerse una idea, en septiembre, después de las dos primeras subidas de los tipos de interés, el número de compraventas inscritas en el Registro de la Propiedad se incrementaron un 6,9% respecto al mismo mes del año anterior, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Ha sido en octubre cuando esa tendencia se ha visto frenada. Así, y según información del Consejo General del Notariado, la compraventa de viviendas cayó ese mes cerca de un 5% en cifras interanuales.
En este escenario de incertidumbre, cualquier previsión sobre la venta de pisos en 2023 se lanza con una enorme precaución. En cualquier caso, se apunta a que el mercado inmobiliario no sufrirá un cambio de tendencia brusco. Todo parece indicar que 2023 será un año de contención, de ajustes en la demanda, de moderación de precios y de rebaja en el número de operaciones de compraventa, aunque sin llegar a poner en riesgo la salud el mercado inmobiliario.
Cómo afectará la ralentización del mercado a la venta de pisos en 2023
Las expectativas se alejan mucho de lo que ha sido 2022 y, de hecho, el mercado inmobiliario ya ha comenzado a mostrar síntomas de enfriamiento. Sin embargo, el futuro a corto plazo no se augura tan pesimista como se podría pensar.
Es cierto que la situación económica está animando a muchos propietarios a vender y que la oferta se está incrementado. También lo es que la demanda de vivienda se está frenando por las dificultades para acceder a la financiación y porque muchos compradores prefieren ahorrar para rebajar la cuantía de los préstamos.
Todo ello podría provocar, a su vez, un ajuste en los precios de la vivienda. Sin embargo, hay dos circunstancias que, de un modo u otro, pueden frenar el estancamiento de la venta de pisos en 2023 y la rebaja de precios. La primera es la previsión económica, que augura subidas de la inflación mucho más moderadas que las de 2022.
El segundo motivo es el papel de los inversores, que siempre han considerado la vivienda como un valor seguro. Este hecho cobraría relevancia en grandes ciudades, las más atractivas para la inversión. Es en ellas donde la venta de pisos en 2023 se mantendría en niveles parecidos a los de 2022.
Cómo actuar ante la incertidumbre del mercado
En un escenario de desaceleración como el que se prevé para la venta de pisos en 2023, la clave estará, más que nunca, en ajustar bien el precio de venta. Aquellas viviendas cuyo precio sea más competitivo serán las que mejor salida tengan en el mercado, evitando así el riesgo que podría suponer un cambio en la tendencia (más a la baja).
De hecho, el ajuste de inmuebles que hasta ahora estaban sobrevalorados y se habían estancado en el mercado podría ser una de las razones de ese previsible ajuste de los precios en el mercado inmobiliario.
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