A la hora de adquirir una vivienda, existe un factor emocional determinante. La primera impresión es clave para que un comprador decida si quiere dar un paso más en el proceso de compra o no. Se dice que bastan 90 segundos para formarse una opinión, buena o mala. ¿Merece la pena reformar una casa antes de vender? En líneas generales, sí.
Aspectos que restan atractivo a una vivienda
Una imagen poco atractiva puede provocar que el inmueble no encuentre salida. El proceso de venta se dilatará y se incrementa el riesgo de que un cambio de tendencia en el mercado inmobiliario obligue a bajar el precio. O puede ser la falta de interés por parte de potenciales compradores la que lleve a tomar esa decisión.
No hay que olvidar que existen elementos en los que cualquier comprador se va a fijar con detenimiento y que van a condicionar su percepción de la vivienda. Es en ellos en los que hay que incidir especialmente a la hora de reformar una casa antes de vender:
- Exterior descuidado: jardines abandonados, fachadas con desconchones o suciedad acumulada son motivos suficientes para que el futuro comprador decida no dar un paso más.
- Pintura interior y suelos en mal estado: los revestimientos son fundamentales en esa primera impresión porque, de hecho, es lo primero que se ve al entrar en una casa.
- Baños y cocinas en mal estado: son dos de las estancias que más atención acaparan, y no solo por los revestimientos, también por las instalaciones. Un grifo que gotee, una mancha de humedad o malos olores pueden cambiar la percepción de la vivienda.
- Iluminación insuficiente: sobre todo en casas con ventanas que aporten poca luz natural, este es un aspecto esencial. Una mala iluminación tiene un efecto psicológico negativo y hace que los espacios parezcan más pequeños.
- Carpinterías con desperfectos: puertas o ventanas que no cierran o con arañazos también restan valor.
Y a esos factores, habría que sumar que tanto la suciedad como el desorden son factores que se suman para que la percepción del posible comprador de vivienda no sea la mejor para vender con rapidez y a buen precio.
Qué se gana al reformar una casa antes de vender
Se calcula que una reforma integral revaloriza una vivienda entre un 15% y un 20%, según las calidades. Sin embargo, no siempre es necesario hacer reformas de envergadura para mejorar la imagen de la casa y conseguir que resulte mucho más atractiva. Con un presupuesto bajo es posible hacer un buen “lavado de cara” al inmueble.
La elección dependerá en buena medida del presupuesto disponible y del estado de la propiedad. Pero también del tipo de comprador objetivo: personas que necesitan un inmueble para entrar a vivir de inmediato y que están dispuestas a pagar algo más por ello o aquellas otras que prefieren dar un toque personal a la casa.
Entre las reformas que implican una inversión elevada hay algunas que se valoran especialmente. Es el caso de cambios en la distribución para disfrutar de espacios amplios y diáfanos, baños y cocinas completamente renovados o mejoras en la eficiencia energética con ventanas de calidad o sistemas de calefacción por suelo radiante, por ejemplo.
Hay, sin embargo, otras muchas mejoras que se pueden realizar con un presupuesto muy bajo y que cambiarán radicalmente el aspecto de la vivienda:
- Pintar la casa, preferiblemente en colores claros y neutros que aporten luminosidad y ayuden a ampliar visualmente los espacios.
- Pintar azulejos en baños y cocinas y cambiar encimeras y grifos.
- Poner suelos vinílicos sobre los antiguos.
- Mejorar la iluminación con luces LED, más eficientes.
- Hacer armarios empotrados.
Una recomendación extra: preparar la puesta en escena
Una pequeña mejora que siempre ayuda después de reformar una casa antes de vender es la puesta en escena, ese es el objetivo del home staging. En viviendas vacías es aconsejable poner unos muebles básicos que sean actuales y nuevos o que estén en perfecto estado. Mejorará la percepción de la vivienda, transmitiendo una imagen más positiva y de espacios más amplios. No solo en visitas físicas, también genera esos efectos en recorridos virtuales.
Si la vivienda ya está amueblada y ocupada, la acción pasa por despersonalizarla para que cualquiera que la visite pueda imaginarse viviendo en ella. Significa que la decoración debe ser lo más neutra posible y también que hay que retirar todos aquellos elementos que sean accesorios. En general, evitar que el espacio se perciba como sobrecargado e, incluso, anticuado (si los potenciales compradores son jóvenes que buscan casas ‘instagrameables’, bonitas para compartir en redes sociales).
Con o sin reforma, fija un precio de mercado
Fijar un precio ajustado a la realidad no es fácil porque, con normalidad, entran en juego valores emocionales. Estos inducen a caer en el error de percibir que el valor de la vivienda es superior al de mercado según sus características. Pero con o sin reformas, es importante valorar la vivienda en venta de forma correcta.
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